¿quiÉnes ​somos?

Como en mi caso, gran número de personas somos ​amantes de la escritura, de la ilustración o de la fotografía. Sin ​embargo; unas veces por falta de tiempo, en otras ocasiones ​por no considerarnos a la altura de la idea que nos ronda por ​la cabeza; por creer que nuestra capacidad y sabiduría ​literaria o gráfica no es suficiente para mantener el nivel ​necesario para llevar una obra hasta el final, o por otras ​circunstancias personales que se escapan a mi imaginación, ​no somos capaces de concluir y muchas veces ni a iniciar un ​proyecto editorial, que en muchos casos merecería estar en ​los escaparates de las mejores librerías.


Sin embargo, muchos de nosotros, sí disponemos de unas ​horas libres para escribir un relato corto, tenemos un rato ​para salir a la calle a tomar una fotografía, o disponemos de ​un tiempo suficiente para realizar una ilustración.


Pues bien, LA COMUNIDAD DEL VIENTO, nace como un ​proyecto literario cooperativo y colaborativo, en el que, a ​partir de un relato inicial (pincha en PROYECTO UNO)), cada uno ​de los participantes puede continuar el relato o añadir ​imágenes gráficas que lo acompañen, hasta concluir la obra. ​De esta forma, todos los participantes, sea o no elegido ​vuestro relato, ilustración o fotografía, seréis coautores de la ​obra literaria ilustrada y de forma totalmente gratuita ​participaréis en esta aventura que comienza hoy. Ánimo, ​inscríbete y MUCHAS GRACIAS.

A este proyecto estáis todos invitados. Pueden colaborar escritores, fotógrafos, ilustradores ​profesionales, semiprofesionales, aficionados o cualquier persona que se atreva a continuar la historia que a ​continuación se inicia con el capítulo primero de nuestro PROYECTO UNO, relato de uno de nuestros ​PARTICIPANTES: Cuervo; (gracias Cuervo). FELIZ VIAJE.

¿CÓMO PARTICIPAR?

El primer paso para participar de LA COMUNIDAD DEL VIENTO es inscribirse. Para ello dirígete a la sección ​CONTACTA CON NOSOTROS y nos envías un e-mail. En ese correo nos das tu nombre, apellidos, un pseudónimo ​con el que participarás, en la categoría que quieres participar (escritor, fotógrafo o ilustrador); y si deseas

participar en nuestra comunidad de WhatsApp, tu número de teléfono.





Una vez inscrito recibirás un correo de bienvenida y a partir de ese momento formarás parte de la Comunidad. ​Abriremos un plazo de inscripción oficial durante quince días, aunque puedes inscribirte en cualquier momento ​del proyecto. Como miembro de la Comunicad, tendrás acceso a todo el material que nos envíen los ​PARTICIPANTES.


Como veis, en el PROYECTO UNO, ya aparece el primer capítulo del PROYECTO UNO, escrito por Cuervo. Una ​vez inscritos podéis ir enviando mediante correo electrónico lacomunidaddelviento@gmail.com, vuestra versión ​del siguiente capítulo. Podéis enviar ilustraciones del primer capítulo o fotografías, o bien el capítulo segundo ​escrito. Una vez recibidas todas las propuestas en el plazo que se irá indicando, se os reenviará a cada ​participante las diferentes propuestas gráficas y literarias y se abre un plazo de votaciones. Concluido el plazo ​de votaciones, tanto la obra gráfica como literaria más votada formará parte del relato final que podéis ir ​siguiendo en la sección LEER MI BLOG.


Así seguiremos de forma progresiva hasta concluir el relato completo. Cuando entre todos decidamos, se ​escribirá el capítulo final y votaremos por el título de la obra.


Recordad que aunque vuestro escrito u obra gráfica no sea elegida, siempre seréis, por el hecho de ​participar, coautores de la obra final y así seréis reconocidos en el trabajo final. Entre todos decidiremos la ​forma de publicación de la obra (auto-edición, envío a editoriales, participación en concursos, etc.). Por supuesto, ​en caso de obtener beneficios económicos de la obra, serán repartidos entre todos los PARTICIPANTES.


Aprovecho para informaros que el período de inscripción oficial comienza el domingo 7 de enero de 2024 y ​que se aceptan propuestas para el capítulo 2 del PROYECTO UNO, así como ilustraciones o fotografías para el ​capítulo uno, hasta el día 16 de febrero de 2.024. Gracias a todos y ánimo.

Para Inscribirte .

Envía un e-mail a la dirección:

lacomunidaddelviento@gmail.com

Recuerda que en e-mail has de indicar:

Asunto: Inscripción y categoría (escritura, fotografía o ​lilustración.

Nombre y apellidos.

Pseudónimo.

Número de teléfono (si quieres estar en la Comunidad ​de WhatsApp.

Para enviar vuestras propuestas, hacerlo a ​través del mismo e-mail.


Recordar que está abierta la inscripción ​oficial hasta el 6 de febrero así como la ​recepción de escritos para el segundo ​capítulo del PROYECTO UNO, así como a ​fotografías e ilustraciones del capítulo uno, ​hasta el mismo día 16 de febrero.

GRACIAS.

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PROYECTO UNO.

SIN TÍTULO.

Capítulo uno .

Autor/a: Cuervo.

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Aquella noche no tenía nada de especial y, sin embargo, allí estaba mirándolo. ​Me vi a mí mismo contemplando una escena como si se tratara de una obra de ​arte, como si ante mis sentidos se expusiera un lienzo de cuya superficie ​emergieran personajes tan reales como lo era yo mismo. Era consciente de que ​llevaba viendo esa misma imagen durante tanto tiempo que tendría que ​retrotraerme a los espacios más profundos de mi memoria para encontrar ese

punto de partida. ¿Por qué hasta el día de hoy no me había llamado la atención ​de ese modo tan apremiante? Era un misterio y estaba dispuesto a saber su ​causa. Me sorprendí a mí mismo, del mismo modo que un intruso que se cuela en ​una propiedad privada y un fogonazo de luz le barre el rostro; al darme cuenta ​de que, en los últimos meses de mi existencia, mi mayor estímulo del día era llegar ​a casa y encontrar esa figura recortada en la distancia.


Era como si me estuviera aguardando. Siempre en el mismo lugar, ​resguardado bajo unos suaves haces luminosos que se desprendían de la base ​de un rótulo fluorescente donde se anunciaba una clínica dental; enganchado a ​la fachada de un edificio de cinco plantas. El edificio había entrado ya en la ​madurez de su vida. Por sus paredes trepaban modernas tuberías de gas y ​cableado de diferentes compañías que, posiblemente, ofertaban a todos ​aquellos inquilinos la posibilidad de comunicarse con un complejo mundo exterior ​sin necesidad de moverse de su pequeño universo.

Allí, justo debajo de aquel cartel publicitario, se encontraba ese extraño personaje ​en compañía de un can. Estaba casi seguro de que me había cruzado en más de ​una ocasión con ese hombre por el barrio; pero no recordaba haberlo visto nunca ​acompañado de un ser vivo. Ahora lo veo siempre frente a mi casa en compañía de ​una o dos figuras perrunas. ¿Quién habría elegido a quién? ¿Se sentiría solo y habría ​buscado refugio entre diferentes razas de caninos? ¿O habrán sido esos perros ​quienes, de algún modo, lo habrán buscado a él?.


Me pregunto en qué se ha transformado mi vida para que la presencia de un ​desconocido acompañado de dos perros en actitud sumisa —o mejor pensado, ​quizás pudiera ser una pose de agradecimiento— me sustraiga de forma ​fraudulenta de mis mundanas ocupaciones y, especialmente de mi apretada ​agenda, de la que no me resulta fácil desvincularme. No porque yo no lo desee con ​toda mi alma, más bien, porque no me dan permiso esas líneas que se acumulan en ​posición descendente y las cuales van siempre unidas a códigos numéricos, que no ​dejan de reflejarse en las pantallas de mis teléfonos.


Ese extraño individuo ha llegado a tener tanto poder sobre mi propia persona ​que ya no necesita esperar a que llegue a casa. Invade cualquier momento: incluso si ​me estoy deleitando con el aroma de un buen café, consigue que mi paladar se

retuerza y lo busque al final de una mirada perdida en la lejanía. No puedo evitar ​reírme conmigo mismo. Aún es media tarde, faltan unas cuantas horas para llegar a ​casa. Pero seguro que estará esperándome a que llegue. Aunque nada cambie en ​esa composición escénica, necesito contemplarlo, necesito deleitarme con esa ​imagen que se ha estado repitiendo entre su tiempo y el mío.


El sol empieza a descender. La tarde va dejando escapar su luz con suavidad ​hasta que se pierde entra las primeras horas del anochecer y, con ella, el último ​cliente se despide hasta una nueva cita. Al llegar a casa, allí está su figura, ​recortada entre la penumbra. Dos perros dormitan a sus pies; pero no son los ​mismos. En esta ocasión, esos chuchos son diferentes a los de la noche anterior.


Por fin llego a casa. Mi esposa aún no ha preparado la cena, lo cual le agradezco ​en silencio. El rey de nuestra cocina es un ventanal que ofrece una panorámica de ​todo el exterior, incluyendo al centinela que hace guardia en la escalinata de ese ​edificio.

Mientras preparo los ingredientes para hacer una pizza casera, una señora ​pasea a su mascota por la misma acera en la que se encuentra “mi desconocido” y ​comienzan a intercambiar impresiones. Justo en ese instante, siento un pinchazo en ​el estómago.

Cuervo 6/01/2024

PROYECTO UNO.

SIN TÍTULO.

Capítulo dos.

Autor/a: Cuervo.

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El cuerpo no es solo un miembro, sino muchos, aunque son muchos en un solo cuerpo.

Corintios


A su edad, aún se sentía con energía suficiente para afrontar cualquier situación. El movimiento de ​los años para él no significaba lo mismo que para tantas otras personas. Las consideraba débiles, ​cuando pensaba en esa muchedumbre que, para poder seguir existiendo, tenía que detenerse a ​mirar cómo el tiempo transcurría a su paso. Podía sentir los sentimientos de angustia que ​experimentaban al ver cómo iban perdiendo lo mejor de sí mismos, podía ver cómo el paso del ​tiempo les arrancaba lo que más amaban. En cambio, a él, ese mismo tiempo le había enseñado el ​camino de la sabiduría a través del autoconocimiento. Se consideraba un hombre completamente ​libre en todos los sentidos.



Esos eran los pensamientos que empapaban su mente, mientras escuchaba el ligero crujir de ​la cerradura que mantenía en equilibrio la pureza de su santuario. La puerta de su morada era ​una antigüedad, pero para poder franquearla era necesario percibir el sonido en tres tiempos ​que se desprendía de sus entrañas. Una vez ya en su interior, su vista barría con detenimiento ​cada espacio, cerciorándose de que todo estaba donde se había quedado la última vez.


Todas las puertas que daban acceso a las respectivas estancias estaban cerradas. Con una ​apariencia silenciosa y hermética. Así se mostraban ante él, como si en su ausencia se ​mantuvieran fielmente atentas a su regreso. Sobre ellas, diminutos puntos de luz se mostraban ​suspendidos a la misma altura, trazando líneas rectas que se filtraban como flechas desde los ​ventanales. Esas pequeñas partículas habían conseguido escaparse entre las rendijas de las ​persianas que custodiaban aquel lugar de la presencia de curiosos indeseados. Era lo único que ​tenía vida en aquel lugar, lo único que, en cierto modo, tenía permiso para moverse y ​desplazarse entre la oscuridad. Aquel pequeño cortejo luminario marcaba las horas del día.



El sótano casi era una réplica de la planta baja, excepto por el acero blindado del que estaban ​hechas las puertas. Se dirigió con sus perros hacia una de ellas, que se abrió como por arte de ​magia al escuchar su voz. Los perros entraron en el interior sin oponer ninguna resistencia, ​habituados a aquella aparente rutina. Ningún ladrido escapaba de aquel habitáculo; los ​animales ya sabían que era inútil aullar, arañar o morderse entre sí, lo habían aprendido con el ​paso del tiempo. Aun así, la habitación se encargaba de mantener un escrupuloso silencio ​cuando llegaban nuevos inquilinos.


A pesar de las normas tan estrictas que existían en su hogar, la casa estaba siempre habitada ​y ocupada por personas de lo más estrambóticas que cualquier mente enferma pudiera llegar a ​imaginar. Las reglas de convivencia se intuían y se aceptaban en el mismo momento en el que ​ambas partes firmaban aquel contrato de alquiler que no quedaba escrito en ningún lugar. Ese ​acto, tan aparentemente banal y superficial, era el que otorgaba derecho de uso privativo a ​aquel enjambre de personas que habitaban entre sus muros por un tiempo efímero. El ir y venir ​de esas gentes era lo único que hacía circular el aire entre las estancias. Aquellos hombres y ​mujeres llegaban atraídos por un mismo deseo: perder parte de su humanidad, desaparecer de ​la vorágine que estaba intentando tragárselos. Allí encontraban un lugar propio por un espacio ​de tiempo limitado.



Solo cuando se quedaba a solas consigo mismo podía retomar los diálogos con su propia ​persona. Ahora, tenían permiso todas esas voces que pugnaban en su interior por salir de un ​encierro forzado. Podía escucharlas, cómo resbalaban entre las paredes de su habitación y se ​colaban entre sus sábanas. Otras se arrastraban sibilantes por las baldosas del suelo y trepaban ​directas a la cama. Todas iban a su encuentro. Antes de que llegaran ante él, un sentimiento ​estalló como un relámpago en plena tormenta.


Se había convertido en una especie de madame, aunque su negocio nada tenía que ver con ​los placeres de la carne. Era el intercambio de cuerpos que fluctuaban por su casa, lo que le ​recordaba a ese otro mundo que siempre le resultó tan sugerente.



Cuervo 19/02/2024

PARTICIPAntes

ESCRITORES/AS

Cuervo

Bruji

Pastilla Roja

Robinson

noentiendomiletra

Amanecer Zulú

Zoe

Antígona

ILUSTRADORES/AS

FOTOGRAFIA

Jderogo

Pedrojo

Agradecimiento especial para Jesús de La Rosa González, autor de las fotografías usadas en esta ​Web.

Agradecimiento a Guerrero de Gea por prestarnos su voz para nuestros audios.

Agradecimiento a Antígona por sus correcciones literarias.